En estas Jornadas queremos seguir profundizando el eje del rol de la recreación en los procesos de transformación social, pero esta vez focalizando en la construcción de autonomía para la organización grupal y comunitaria.

 

¿A qué nos referimos con esto?

 

Entendemos que la autonomía no es algo que se dé espontáneamente sino que es una construcción. Comienza desde niños, en cosas sencillas, y va cobrando mayor magnitud de acuerdo a las decisiones que vamos tomando. Se va construyendo en relación a los que nos rodean y al territorio que habitamos. Existe una interdependencia entre los seres humanos, estamos conectados unos con otros, somos parte de nuestra historia, nuestra cultura y nuestro territorio.

Creemos que actualmente los términos “autonomía” y “libertad” se encuentran muchas veces apropiados por lógicas de dominación,  enalteciendo el individualismo y el aislamiento, bajo la máscara de las llamadas libertades individuales, que invisibilizan los intereses de las comunidades. Es por eso que nos parece de vital importancia reapropiarlos en su sentido comunitario.

Nos referimos a que todos tengamos posibilidad de desarrollarnos y elegir (no sólo optar), poder explorar y crear los propios caminos, en un contexto de respeto por la dignidad y los derechos de todxs y cada uno de los miembros de la comunidad.

 

Hay mapas ya trazados, con rutas hechas para ser transitadas y existe la posibilidad de marcar nuevas rutas en tanto tengamos las herramientas y sepamos usarlas.

 

Con lo cual, a medida que vamos buscando tener la mayor libertad posible en nuestras elecciones, vamos consensuando con otros y construyendo acuerdos, en los cuales a veces tenemos que ceder para ganar en organización.

Por eso pensamos en una autonomía, no a nivel individual o que nos atomice como sociedad, sino una autonomía para la organización, para juntarnos con otros, vincularnos y construir juntos.

Esa misma autonomía marca el terreno y delimita los grises y los irrenunciables, sabiendo que las decisiones de un territorio afectan a los otros territorios.

 

Muchas veces hay intereses encontrados, caminos que se bifurcan, se multiplican o se diluyen.

 

¿Y qué papel cumplimos los educadores en todo esto?

 

Nosotrxs elegimos posicionarnos en el enfoque denominado Recreación Educativa, acordando con la postura según la cual lxs educadorxs deben transitar en sus prácticas un proceso que va desde el heterocondicionamiento al autocondicionamiento, es decir, desde la propuesta plena desde la coordinación hacia una propuesta generada por el grupo de acuerdo a sus intereses y necesidades.

La recreación por tanto, puede ser una herramienta para generar autonomía… o no. A veces lo más sencillo es quedarnos estancados en este proceso y no dejar que el grupo sea protagonista.

Cada uno de nosotros somos actores que construimos nuestra historia, somos seres políticos, y por ende, no determinados por completo, capaces de cambiar las cosas. Nuestra responsabilidad histórica es la de vivir juntos esta posibilidad de cambio, de tomar decisiones, de organizarnos y modificar nuestra cotidianeidad. Reconocernos protagonistas es importante para caminar hacia una sociedad más humanizada, justa, diversa, con vínculos más cercanos, más hermanada, más sincera.

Que la sinceridad se desprenda del amor por la vida, por la búsqueda de una libertad para todxs. Un amor militante, una militancia vivida con alegría, una alegría militante, que convide y proponga, que abra e interpele, que no oculte ni justifique las opresiones.

 

Nos s/urge preguntar/nos:

¿Qué elementos de lo grupal / comunitario / social colaboran con la construcción de las autonomías y cuáles la dificultan?

¿En qué áreas es prioritario generar autonomía y porqué? ¿Qué aportes puede hacer la recreación en esas áreas?

¿Qué organización y qué dimensión geográfica facilitarían la construcción de autonomías? ¿Qué tiempos, qué procesos, creemos necesarios?